La granja barcelonesa recibió de Danone el I Premio a la Competitividad Sostenible
Làctics Foix, renovarse o morir
1 de junio de 2011
Poco podía pensar hace cuatro años Pere Formatgé que su día a día cambiaría tanto tomando tan solo una decisión: renovar su granja. De familia ganadera, Pere ya creció entre vacas, y hasta hace muy poco su jornada laboral, y la de su tío Josep Bages, hoy ya casi octogenario, comenzaba a las seis de la mañana ordeñando a las más de 50 vacas de la antigua explotación. Hoy las tornas han cambiado. La propia vaca es la que va a ordeñarse a la máquina, y Pere y su tío sólo tienen que dar de comer a los animales y vigilar que todo siga el orden establecido.
Làctics Foix lleva más de 20 años trabajando con Danone.
Danone cuenta desde 1986 en la pequeña localidad barcelona de Torrelles de Foix, en plena comarca del Alt Penedès, con un fiel colaborador: Làctics Foix. Cada lunes, miércoles y viernes un camión cuba de la marca láctea recoge los más de 4.000 litros de leche que las vacas de Pere y Josep han ido dando en las anteriores 48 horas.
“Ahora nuestra jornada comienza a las 7, damos de comer a las vacas, y después comprobamos en el robot qué animales no han pasado por él para ser ordeñadas, y las obligamos a hacerlo. Después limpiamos los cubículos, y si no hay ninguna otra faena extraordinaria, nos vamos y volvemos a la tarde para repetir el proceso”, explica Pere, que ahora dirige la granja.
Josep Bages (izq.) y Pere Formatgé (dcha.), posan en la granja junto a dos de las vacas de la explotación.
La vaca, en el momento que necesita alivio, se dirige por sí sola al robot, donde además dispone de un pienso granulado que le sirve de estímulo, espera su turno, se coloca y después la máquina hace el resto. “Si el robot nos dice que una vaca hace más de 15 horas que no ha pasado a ser ordeñada la obligamos manualmente cuando venimos, y al revés, si el animal va antes que le toque –menos de 6 horas– el propio sistema lo echa con una pequeña descarga eléctrica”, afirma Pere.
Con el chip que cada vaca lleva en el cuello, el robot identifica todos los parámetros del animal, y en cuanto entra lo pesa, calcula el tiempo que hace que no ha pasado por el robot, la media de leche que produce, el tiempo medio que tarda en ser ordeñada, etc.
Al entrar el robot lava y con unos rodillos estimula las ubres de la vaca, después calcula con un láser la posición de las mismas para colocar las pezoneras. Es el momento en que comienza a extraerse la leche, con una media de 15 ó 16 litros por ordeño y vaca. Una vez acabado el proceso, se desprenden las pezoneras y se desinfectan las ubres. Y todo este proceso se repite una y otra vez durante las 24 horas del día...
La leche queda almacenada en unos tanques a 4 °C, donde espera a la cuba de Danone que acude a la granja de Láctics Foix tres veces por semana.
Un robot automatizado se encarga del ordeño de todas las granjas de la explotación.
Confort para el animal y control de los deshechos
Las vacas disponen de un espacio amplio en el que moverse, con una zona acolchonada de colatex en la que reposan de una forma cómoda, además de unos rodillos en los que pueden frotarse el lomo.
Los excrementos y su tratamiento merecen mención aparte. Gran parte del premio les ha sido concedido precisamente por el sistema adoptado para este menester. Una pala se encarga cada tres horas de arrastrar todos los excrementos hasta una pequeña fosa. De allí pasa a un batidor, que los separa en líquido –utilizado como abono natural para el campo– y sólidos. Todo ello significa menos residuos, y por lo tanto, una mayor sostenibilidad de la explotación.
Un batidor se encarga que los residuos de la granja queden reducidos a la mínima expresión.
“Siempre he tenido claro que quería ser ganadero. El premio de Danone significa un orgullo para nosotros, porque reconoce un trabajo bien hecho y la apuesta por un cambio espectacular de la granja en tan sólo 4 años”, afirma Pere. Tras una inversión que le costará amortizar entre 10 y 15 años, el ganadero precisa: “Los costes de producción han aumentado muchísimo y eso significa márgenes de beneficio mínimos. Nuestra ventaja es la inversión realizada, que nos permite producir más con menos mano de obra. Con el sistema antiguo, todo de forma manual, hubiera sido casi imposible aguantar”. También refleja el descontento con unas administraciones que “deberían haber controlado mucho más la entrada de leche extranjera, de menor calidad y más barata, y de esa forma mantener unos precios mucho más razonables para el productor”.
“Trabajar con Danone te da la seguridad que el día 5 de cada mes cobras, y sin esa seguridad no nos hubiéramos aventurado a realizar una inversión tan importante como la que hemos hecho. En una granja como la nuestra si pasas dos meses sin cobrar, con los costes de producción que tenemos, estaríamos en una situación límite“, acaba apuntando el granjero barcelonés.
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